Más allá de centrarse solamente en la promoción de objetivos sociales, los ecosistemas de ESS también implican procesos de colaboración e intercambio de conocimientos y recursos entre organizaciones, así como instancias de codiseño y consulta popular con la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil.
A través del proyecto Respond, Rebuild, Reinvent (RRR), un proyecto en el marco de la Acción Global de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y financiado por la Unión Europea, nueve ciudades de América y Europa compartieron sus acciones para fomentar el desarrollo de la ESS. Las ciudades de ambos lados del oceáno Atlántico tienen distintas concepciones y maneras de promover estos ecosistemas, por lo que el proyecto RRR ha facilitado que puedan aprender unas de otras y descubrir nuevas formas de fortalecerlos.
Tras una primera fase en la que las ciudades definieron los retos a los que la ESS les ayuda a enfrentarse, como el desempleo o la inclusión de colectivos vulnerables, en las siguientes fases del proyecto las ciudades trabajaron sobre posibles soluciones y posibilidades de adaptación a otros contextos.
En función de la demanda y el interés, las ciudades participantes fueron distribuidas en grupos más pequeños en los que intercambiaron sus buenas prácticas. Mientras que Bilbao y Dublín trabajaron sobre soluciones para revitalizar y recuperar la economía y mercados locales, San Francisco y Rotterdam analizaron estrategias para abordar la brecha digital, Belo Horizonte, Guadalajara y Montreal, departieron sobre estrategias de comunicación transversales con diversos actores de la ESS y Torino, Dublín y Varsovia examinaron posibilidades de colaboración entre actores de la ESS y el ecosistemas.
Buenas prácticas
Muchas buenas prácticas fueron presentadas en estos talleres. Por ejemplo aprendimos cómo Dublín fortalece la colaboración entre emprendimientos sociales y otros actores de la ESS a través del Dublin City Social Enterprise Committee. Creado en 2015 por el ayuntamiento de Dublín, esta instancia, está compuesta por actores clave de la ESS y representantes de empresas sociales. El comité busca identificar necesidades y oportunidades para que las empresas sociales puedan desarrollarse y, eventualmente, escalar. Uno de los mecanismos utilizados por el comité para respaldar y hacer crecer a las empresas sociales son los Premios de Emprendimiento Social del Ayuntamiento de Dublín, que brindan financiamiento, mentoría y difusión a los emprendimientos seleccionados.
Al otro lado del mundo, el alcalde Edwin M. Lee, creo en el año 2012 la Oficina de Innovación Cívica (OCI) en San Francisco para ayudar a hacer más colaborativa la administración local. OCI funciona como vinculador de alianzas público-privadas y empodera a los otros departamentos del ayuntamiento, introduciendo nuevos planteamientos, visiones, recursos y tecnologías para responder a los problemas más apremiantes de la ciudad.
Un poco más al norte, Montreal puede estar orgullosa de una larga tradición de concertación y comunicación transversal en la provincia de Quebec, entre el gobierno y otras organizaciones del ecosistema de ESS. Desde el 2020, un grupo de interés especial se ha reunido en mesas de debate lideradas por funcionarios públicos cada dos semanas. Varsovia presentó ideas innovadoras para promover la cooperación público-privada a través de la concesión de contratos de compra pública social y modalidades de financiación competitiva para proveer a la ciudadanía de guarderías y jardines infantiles.
Luego de los talleres de aprendizaje entre pares, todos los miembros del consorcio seleccionaron dos soluciones para seguir explorando en la fase de experimentación del proyecto. Torino y Róterdam fueron seleccionadas para explicar en detalle sus buenas prácticas, debatiendo entre todos los participantes sus posibilidades de adaptación y escala.
Explorando dos iniciativas para la escala
Róterdam presentó su experimento más innovador, Rikx, un nuevo mercado para el impacto social y un nuevo modelo para la inversión sostenible en proyectos vinculados al empleo. Para ello, ha creado una plataforma en la que los emprendedores sociales proponen proyectos y las empresas actúan como compradores. Al poner su dinero en estos proyectos, los inversores ayudan a la creación de puestos de trabajos sostenibles. Rikx podría ayudar a otras ciudades a obtener inversiones privadas para sectores sociales, a la vez que se ofrece a las empresas una manera flexible y directa para cumplir con su obligación de retorno social. El proyecto Casa Bottega de la ciudad de Torino llamó la atención de las otras ciudades por su innovadora transformación de locales abandonados del barrio Barriera de Milano en talleres de colectivos de jóvenes artistas. El proyecto reutiliza espacios comerciales vacíos y los convierte en espacios creativos, permitiendo la regeneración urbana y el desarrollo económico local, a la vez que experimenta con nuevas formas de ciudadanía activa y colectiva con jóvenes artistas y vecinos del barrio. El proyecto fue concebido e implementado a través de una alianza público-privada entre el ayuntamiento y entidades activas dentro del barrio. Gracias a subvenciones de 5.000 euros cada una, ocho grupos de personas jóvenes comunicadoras, actores, artistas visuales, cineastas, músicos y poetas, se han afianzado en el vecindario, dentro de espacios donde pueden vivir y, a la vez, poner a disposición su arte para la comunidad y el vecindario.
En las próximas semanas, los miembros del consorcio se reunirán para explorar nuevos caminos de intercambio entre ciudades que ayuden a seguir apoyando el desarrollo de ecosistemas de ESS y su rol en la recuperación, reconstrucción y reimaginación de los lugares en los que vivimos.