La crisis ha generado que una gran diversidad de personas y grupos se encuentren en una situación de desempleo de larga duración. El término se refiere a las personas que han estado en paro durante 12 meses o más, lo cual afecta a más de 12 millones de trabajadores (2014), o el 5% de la población activa de la UE, el 62% de los cuales han estado sin trabajo al menos durante dos años consecutivos.
Existe una amplia evidencia sobre las consecuencias negativas que esto provoca: desde pérdidas de ingresos en el corto plazo, hasta menos oportunidades para acceder a un trabajo digno y un salario decente; empeoramiento de la salud mental y física, e incremento de las tasas de mortalidad. Además, la situación de los padres en desempleo de larga duración también obstaculiza el progreso educativo de sus hijos y disminuye sus posibilidades de ingresos futuros.
A los efectos de centrar este proyecto en grupos específicos que se ven particularmente afectados en las cinco ciudades participantes, la búsqueda de innovaciones probadas se centra en torno a tres grupos: personas fuera del mercado laboral durante más de 12 meses, personas con discapacidad, personas refugiados y migrantes. Este enfoque no afecta a la capacidad de algunas innovaciones de aportar una solución a otros grupos.